Fiesta bonita y con encanto para una comunión de ensueño

¡Hola!

Hoy quiero contarte la historia de Judith y su hija Paula.

Cuando Judith vino a mí, lo único que tenía en mente era montar un candy bar para la fiesta de su hija, pero terminamos haciendo mucho más. Te aseguro que fue una experiencia inolvidable, ¡y quiero compartir todos los detalles contigo!

Paula, la única hija de Judith y Jorge, estaba a punto de hacer su comunión, y como padres amorosos, querían que fuera un día realmente especial para su pequeña. Me pidieron ayuda para organizar la celebración y no dudé en ponerme manos a la obra.

Después de la ceremonia, los familiares más cercanos se reunieron en un restaurante para compartir un delicioso banquete.

Pero la verdadera fiesta estaba preparada para después. Acudieron a una sala de fiestas donde había dispuesto todo con mucho amor y dedicación.

Nada más entrar, los invitados se encontraron con una mesa de bebidas con snacks, olivas, gildas, refrescos y bebidas con alcohol para los adultos.

¡El  ambiente festivo estaba garantizado desde el principio!

Justo enfrente, teníamos la mesa de picoteo, y te aseguro que no faltó de nada. Mini bocadillos, empanada gallega, tablas de quesos y embutidos, croquetas, vasitos de guacamole, y más delicias que hacían la boca agua. Además, todo estaba etiquetado con su nombre, y había un rincón especial para los invitados celiacos y veganos.

Pero lo que realmente sorprendió a todos fue el candy bar.

Fue impresionante, decorado con luces y atrezzos de unicornios, porque a Paula le encantan. Pero, por supuesto, no perdimos de vista la razón principal de la celebración: la comunión de Paula. Todo estaba en armonía y lleno de detalles hermosos.

La tarta fue el punto culminante y estaba en lo alto del candy bar. Era preciosa, y preparé un topper súper bonito para que fuera aún más especial. Todos quedaron enamorados de la tarta, ¡y por supuesto, probamos un trocito que estaba delicioso!

En el cuarto de baño, preparamos un rincón de maquillaje para que las niñas pudieran ponerse muy guapas. Fue todo un éxito, y las pequeñas se divirtieron mucho maquillándose y luciendo como princesas.

Para finalizar, la mesa de merienda fue simplemente monísima. Decorada en tonos rosados con nubes encima y colgando unos corazones. Era como sacado de un cuento de hadas, y todos disfrutaron de las delicias dulces mientras compartían risas y alegría.

Espero que te haya encantado esta historia, como siempre os digo detrás de cada evento siempre hay una historia bonita

Organizar la comunión de Paula fue una experiencia maravillosa, llena de amor y felicidad.

¡Hasta la próxima, y que sigan los dulces momentos!